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Tzilacatzin: El gigante que desafió a Hernán Cortés

  • Foto del escritor: Francisco Moreno Rodríguez
    Francisco Moreno Rodríguez
  • 6 ago
  • 3 Min. de lectura

Publicado por Francisco Aureliano

Ilustración del guerrero mexica Tzilacatzin lanzando piedras a los bergantines de Hernán Cortés durante el sitio de Tenochtitlán.
Ilustración del guerrero mexica Tzilacatzin lanzando piedras a los bergantines de Hernán Cortés durante el sitio de Tenochtitlán.

En medio de la epopeya de la conquista de México, donde los nombres de Moctezuma, Malintzin y Hernán Cortés dominan las crónicas, hay figuras que emergen desde los códices como héroes casi mitológicos. Uno de ellos es Tzilacatzin, un guerrero mexica descrito como de fuerza descomunal y valentía feroz, cuya figura se ha envuelto en un aura legendaria. Algunos lo llaman el gigante que enfrentó a Hernán Cortés.


¿Quién fue Tzilacatzin?

Tzilacatzin aparece en el Códice Vaticano A (Codex Vaticanus 3738) y también en el Códice Florentino, de fray Bernardino de Sahagún. Ambos documentos lo describen como un guerrero otomitl, un tipo de combatiente de élite en la sociedad mexica, asociado a la ferocidad y al combate cuerpo a cuerpo. Se le recuerda por su destacada participación durante el asedio de Tenochtitlán, específicamente en la defensa de la ciudad contra los españoles y sus aliados indígenas.


En el relato de Sahagún, Tzilacatzin se convirtió en un símbolo de valentía cuando lanzaba grandes piedras a los bergantines españoles desde las orillas del lago de Texcoco. Se dice que cuando los soldados de Cortés intentaban avanzar con sus embarcaciones, él salía del agua cubierto solo por su escudo, desafiando las balas y los arcabuces, y los obligaba a retroceder.


Su astucia era tal que usaba disfraces para que los españoles no lo identificaran fácilmente: a veces salía con la cabeza cubierta, otras con el rostro pintado, y en ocasiones completamente al descubierto, como un gesto de desafío. El hecho de que su sola presencia infundiera temor entre los conquistadores alimenta la idea de que era un hombre fuera de lo común, tal vez incluso de proporciones gigantescas, al menos en lo simbólico.


¿Era realmente un “gigante”?

La noción de que Tzilacatzin era un “gigante” proviene no solo de su fuerza, sino también de cómo lo representaron en ciertos códices. En el Códice Vaticano A, por ejemplo, aparece mucho más grande que los otros guerreros, una convención visual que puede interpretarse como un símbolo de poder, pero que muchos han leído literalmente.


En las crónicas de los conquistadores, como las de Bernal Díaz del Castillo, se encuentran varias menciones a indígenas “gigantes” en distintas regiones de América. Esto puede responder tanto al asombro europeo como a las tradiciones orales mesoamericanas, donde los pueblos gigantes (como los quinametzin) existían desde tiempos míticos.


Así, la figura de Tzilacatzin se sitúa en una frontera entre lo histórico y lo mítico, un símbolo del último gran esfuerzo de los mexicas por resistir a la conquista.


Tzilacatzin hoy: entre la historia y la leyenda

La historia de Tzilacatzin ha sido recuperada por historiadores, artistas y hasta escritores de ciencia ficción. Representa la resistencia indígena no solo militar, sino simbólica. Su imagen desafiante, saliendo del lago con una roca como única arma, ha sido retomada en murales, libros y obras de teatro como un eco de la lucha de los pueblos originarios.


A diferencia de otras figuras mexicas que han sido ampliamente estudiadas, Tzilacatzin es una figura olvidada por la historia oficial, pero revivida por la memoria colectiva y el arte contemporáneo.


Referencias y fuentes

  1. Códice Florentino, Fray Bernardino de Sahagún. Libro XII. Disponible en la versión digital del World Digital Library.

  2. Códice Vaticano A (Codex Vaticanus 3738) – Biblioteca Apostólica Vaticana. Reproducido en diversas ediciones facsimilares.

  3. Díaz del Castillo, Bernal. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1576). Diversas ediciones.

  4. Matthew Restall, Seven Myths of the Spanish Conquest, Oxford University Press, 2003.

  5. Alfredo López Austin, Los mitos del Tlacuache, UNAM, 1990.

  6. Patrick Johansson, “Tzilacatzin: el guerrero otomitl”, en Arqueología Mexicana, Edición especial: La Conquista, 2019.


¿Conocías la historia de este guerrero? ¿Crees que los códices están llenos de otros héroes olvidados por la historia oficial? Cuéntamelo en los comentarios y comparte si te pareció interesante.


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